La historia del Bosch lo deja pegado a una tragedia: a las 6:05 del 12 de julio de 1930, confundido por la espesa niebla, el conductor del tranvía 105, que realizaba el recorrido Lanús-Retiro, no advirtió que el puente estaba levantado para permitir el paso de un barco, siguió su marcha y el tranvía cayó a las aguas del Riachuelo. Murieron 56 de los 60 pasajeros que transportaba el tranvía. En su mayoría eran obreros que se dirigían a su trabajo. (Wikipedia)
Crónica de la bruma
El río de oro llora en los peces difíciles
inemociones y leyendas que pocos conocen
mientras bajo el pesado puente oxidado
una mujer fantasma reflota un tranvía
con sus dientes de seda de luna de suburbio
nadie parece ver cómo su larga cabellera
enciende tornasoles sobre el terraplén
el río de oro canta su arrabal amargo
bajo los puentes levadizos de la muerte
mientras el agua detenida recompone espacios
y el bandoneón final deletrea el fracaso
de la fiesta del fósforo a la orilla del sepulcro
contemporáneo de lágrimas y olvidos
de crónicas marchitas y tragedias
Y es así. Nuestro entorno está nutrido de historias y leyendas que pocos conocen, hasta que algún poeta alza la voz y se convierte en el grito de los silenciados. Ésta no es la historia de los hechos destacados y las personalidades, sino el registro del devenir cotidiano de tanta gente.
No es necesario llegar a los relatos de aparecidos para encontrar el horror urbano. Convivimos con él a diario, con la muerte, con ese imponderable que hace que alguien no llegue a su casa, con ese destino inexorable que nos espera a la vuelta de una esquina. Vamos por la vida, como dijo Horacio Quiroga en su célebre cuento, «A la deriva».
Felicitaciones, gracias por estos bellos trabajos.
Bueno,por aquí estoy y hasta aquí he llegado el día de hoy. Me gusta tu perfil Sara y me parece muy interesante lo que haces, tu profesión, tus escritos, el lugar donde vives, esos paisajes, el amor a tu tierra que impregna con un delicioso aroma todos los rincones de tus páginas. Soy uruguaya. «A la deriva» «El almoadón de plumas» y otros cuentos de Quiroga, me asustaron mucho cuando niña, tanto que aún hoy me cuesta leerlos, pero respeto y reconozco que es admirable su talento literario. Un placer conocerte. Vuelvo a la brevedad.
Ruth
Los años no vienen solos, me comí una h: debí decir: almohadón
Muchas gracias, Ruth, por tu visita, por el tiempo que te has tomado para recorrer este sitio el cual no atiendo todo lo que quisiera.
Sos uruguaya … conozco tu país, fui a un congreso pedagógico que se hizo en Punta del Este hace algunos años. En aquella oportunidad tuve la suerte de entrar por Fray Bentos, lo que me permitió conocer un poco más del interior y no sólo de la costa. Es un país no sólo bello, sino además hospitalario, amable, con gente a la cual da gusto conocer. Allí dejé varios amigos, con los que estuvimos mucho tiempo en contacto.
A Horacio Quiroga, creo que a los argentinos nos gustaría compartirlo; por cierto que vivió mucho tiempo en Misiones y alternaba su estadía entre Uruguay y Argentina, a causa del trabajo de su padre como diplomático. Pero eso es lo de menos. «a la deriva» es uno de los cuentos que más me gustan de él. Cuando me recibí tuve que hacer mi práctica con los CUENTOS DE AMOR, DE LOCURA Y DE MUERTE, y ése era uno de mis preferidos. Los CUENTOS DE LA SELVA no tienen desperdicios. Recuerdo que cuando estaba en el secundario, la profe de Lengua nos enseñaba el estilo modernista en la redacción tomando como ejemplo a Horacio Quiroga.
Así las cosas, Ruth. Me ha encantado que llegaras hasta aquí, y que dejaras los comentarios en este lugar, que es un trabajo de ESTEPHARIO, un amigo que he conocido en loscuentos.net y con el cual siempre intercambiamos lecturas. Excelente escritor, por cierto.
Un gran abrazo, y hasta siempre. Sara
¡Perdón! En lugar de ESTEPHARIO quise decir FISHCAKE!!!!
Viste!! no sos la única a la que le afectan los años.
Saludos. Sara