El poblamiento del lugar que luego llegó a ser la ciudad de Zapala se produjo con diferentes y variados aportes: primero, los pueblos originarios que dejaron testimonio de su presencia en los elementos arqueológicos encontrados y en los topónimos en lengua mapuche que identifican los lugares; luego, los crianceros trashumantes que comercializaban con el arreo y venta de ganado, sal y otras mercancías, generando un importante movimiento poblacional con el vecino país, en el marco del comercio orientado hacia el Pacífico. Por otro lado, la presencia de pobladores pioneros cuya importancia ha sido trascendental dado el protagonismo político y económico en la región. Finalmente, las familias llegadas como inmigrantes europeos que hicieron su aporte con actividades laborales, comerciales y profesionales.
El lugar rápidamente fue tomando características de una ciudad pujante, más aún cuando a esto debemos sumarle la llegada del Ferrocarril y la presencia del asentamiento de las Fuerzas Armadas en Covuncó. En pocos años, Zapala era el centro comercial de una zona mucho más amplia que comprendía las poblaciones de Picún Leufú, Paso Aguerre, Covuncó, Las Lajas y Santo Domingo, entre otras. De este modo, la presencia y las actividades de todo este caudal poblacional generaron la transformación del espacio hasta convertirse en el centro más importante del Territorio del Neuquén. Resultaba perentorio fijar una fecha fundacional como testimonio de su creación y su relevancia.
La primer propuesta que registran las fuentes documentales consultadas pertenece a las citas que Ambrosio Delfino menciona en su libro DE ZAPALA A TERMAS DE COPAHUE. Una de éstas corresponde a una Guía Comercial de los FFCC del Sud, Oeste y Midland del año 1948, en la que se considera que Zapala fue fundada en el año 1888 cuando el Capitán Pedro Romilio Roberts, representante de su familiar el Doctor Pedro Florencio Roberts, “propietario de veinte leguas de tierras ubicadas en el floreciente pueblo de Zapala, las pobló con hacienda y formó el establecimiento Zapala, que luego repobló D. Pío de Ferreira, pasando del Dr. Roberts a D. Ricardo Trannack”.[1]Otra cita pertenece al “Álbum-Guía Comercial de Río Negro y Neuquén (año 1929) en la que se da cuenta del paso de las tierras mencionadas a la familia Trannack.
Con el objetivo de corroborar las citas, las averiguaciones de Ambrosio Delfino le permiten verificar que Roberts compró al fisco las tierras donde se levantó el primitivo establecimiento “Zapala” en un remate de la oficina de Tierras y Colonias el 20 de julio de 1885. Luego de una serie de transacciones e intercambios, dichas tierras fueron definitivamente escrituradas el 20 de abril de 1898, considerada por el autor de primordial importancia para ser aceptada como fecha fundacional porque puede dar testimonio del auténtico origen y además del protagonismo de los primeros pobladores. Ambas propuestas están basadas en la apropiación legal de la tierra.
La tercera considera el 12 de julio de 1913 como legítima fecha fundacional de Zapala. Esto se debe a que la gobernación del territorio aprobó con esta fecha los planos de subdivisión que fueran presentados por la firma entonces denominada “Trannack Hermanos”, compuesta por Ricardo Tomás y Arturo Trannack, mediante los cuales se concreta la donación de varios lotes al Estado Nacional para la edificación de las instituciones del pueblo.[2] El agrimensor Sr. Conrado Ritcher estuvo a cargo de la mensura y el loteo de las tierras para fundar el pueblo. Estos lotes fueron destinados a la construcción de las instalaciones de ferrocarril, ochenta manzanas para el pueblo y una fracción para la iglesia, el cementerio y las comisiones de fomento.
Comparando las hipótesis anteriores con esta tercera, se observa que ambas se fundamentan en un acto jurídico de apropiación legal de la tierra, pero mientras la primera obedece a una apropiación personal, privada, de uno de los pobladores más destacados del lugar en ese momento, la otra contempla el hecho como una apropiación social, estatal, que involucra a todos los habitantes del lugar.
La cuarta propuesta de asignación de fecha fundacional corresponde al 29 julio de 1919. Si bien no existe un pedido explícito sobre el particular, la fecha surge de las consideraciones emanadas por algunos estudiosos del tema quienes sostienen que una fundación sucede cuando una ciudad incorpora sus instituciones gubernamentales:
“La ciudad no era el resultado de una concentración de familias en un lugar determinado sino que era consecuencia de un acto administrativo que la fundaba asignándole categoría, distrito y autoridades. Y lo que le daba existencia no era el mayor o menor número de pobladores, sino el funcionamiento del cabildo que lo representaba y dirigía”[3]
La nutrida bibliografía que presenta el Sr. Raone en el estudio mencionado da cuenta de la preocupación que el tema provoca en juristas e historiadores, aunque de su desarrollo y de sus afirmaciones resulta claro que una ciudad puede reconocer su fecha fundacional mediante un acto político realizado por un fundador cuya autoridad se supone emanada de otra autoridad pertinente, que en el caso de la provincia del Neuquén hay que distinguir entre el período territoriano, cuya autoridad sería el estado nacional, del período provincial, cuando estaría dada por el gobierno provincial.
El 12 de julio de 1913 como fecha conmemorativa se fijó muy lejos en el tiempo, en el año 1955, mediante una decisión política. Observando los sucesos políticos, sociales y económicos acaecidos tanto a nivel del territorio como a nivel nacional, se pueden proponer algunas hipótesis acerca de los motivos de esta decisión.
En 1947 se realiza el IV Censo General de la Nación que permitiría un conocimiento actualizado de la situación general y, principalmente, reflejará la representación que pudiera caber a cada jurisdicción de la Convención Constituyente. A partir de 1949, con el General Perón ejerciendo la presidencia, transcurría un período cuya tendencia era promover y fortalecer la actividad política en la sociedad de todos los sectores del país, tanto en las provincias como en los territorios, apuntando a una mayor participación y compromiso por parte de la población. A nivel provincial, en ese mismo año, don Pedro Julio San Martín desempeña una tarea gubernamental muy expeditiva en la solución de problemas que habían aquejado al Territorio tanto en el emprendimiento de obras de servicios como en la fundación de escuelas medias.[4]
A partir del 27 de junio de 1950, las Comisiones de Fomento de Chos Malal, Junín de los Andes, San Martín de los Andes y Cutral Có, son elevadas a categoría de Municipalidades, y se observa un importante apoyo del gobierno territorial para cubrir las necesidades mínimas de los pobladores. Se genera una actividad intensa alrededor del ferrocarril destinadas a interesar al gobierno nacional sobre las posibilidades productivas del Neuquén. Por otro lado, en 1951 se inaugura en la Capital la sucursal del Banco de Crédito Industrial Argentino.
Comienza así una época en que tanto las autoridades provinciales como las nacionales tienden a promover y fortalecer la participación sindical y política, hasta entonces prácticamente desconocida, en la ciudadanía de todos los sectores del país. Así, se sanciona la Ley Electoral 14.032 mediante la cual se determina que “… los electores, sin distinción de sexo, tenían derecho a elegir por voto directo al Poder Ejecutivo de la Nación, a un representante como delegado del Territorio de la Cámara de Diputados –con vos y sin voto- y en forma simultánea, a cubrir los cargos de concejales de las municipalidades existentes en éste”.[5] Se produce de esta forma una campaña de concientización cívica que intentaba superar los tiempos de marginación y desinterés que se habían vivido hasta el momento. Este proceso también estuvo marcado por la sanción de diferentes leyes. El 12 de agosto de 1954 se sanciona la Ley Orgánica de Territorios Nacionales N° 14.315, que derogaba la Ley N° 1532 de 1884. La Ley 14.315 apuntaba a la autonomía y autarquía del funcionamiento de los territorios como provincias. Contemplaba la distribución territorial, la fijación de recursos nacionales y propios, las bases del derecho electoral en la organización de la legislatura local, la elección del gobernador y el vicegobernador con sus correspondientes deberes y atribuciones y el funcionamiento del régimen municipal.
La mencionada norma jurídica no llegó a efectivizarse en el territorio del triángulo, como se llamaba a Neuquén, y el 15 de junio de 1955 se dicta la Ley de Provincialización N° 14.408 que provee definitivamente el marco jurídico buscado. Todo este proceso de proyectos y sanciones de leyes muestra a las claras que si bien el primer intento con la Ley 14.315 no fue suficiente para efectivizar el cambio, igualmente representa un giro trascendental en la mentalidad de la clase política que se proyectaba sobre la sociedad en el sentido de reclamar la participación general.
En este contexto y como ya se ha mencionado, en la localidad de Zapala el 12 de julio de 1955 el Comisionado Municipal Interino, don Amado Sapag, mediante la Resolución N° 76 fija la fecha que hoy nos ocupa fundamentando en la necesidad de
“dejar establecido en forma definitiva y con carácter de permanente el 12 de julio del año 1913, como día del Partido, en los fundamentos de los antecedentes que destacan en este día la iniciación como base de origen de la fundación del pueblo de Zapala, que debe mantenerse indeleble su recuerdo, influenciado por la trascendencia del mismo, y del cual emanó un índice de progreso para la región, elocuente expresión lugareña de su amor a la soberanía nacional … que ha hecho decidir a sus autoridades que tienen a su cargo la responsabilidad de orientar todo lo que signifique el encausamiento de su acervo histórico … que representa un acto de estricta justicia para el pueblo, sin más pasionismo que su acendrado patriotismo y su amor a la libertad, la justicia y la soberanía, que rendirá fervoroso culto anualmente en ese día, exaltando las virtudes intrínsecas de la región en sus diferentes valores espirituales”.[6]
El análisis de la elección del 12 de julio como fecha fundacional se inscribe dentro de los términos acuñados por Benedit Anderson y Eric Hobsbaum respecto de las decisiones que adoptan los gobernantes para consolidar un sentimiento de pertenencia a un determinado lugar, que en su génesis, a fines del siglo XVIII, se estudió dentro de los fenómenos de surgimiento del nacionalismo, pero que luego se volvieron “modulares” es decir, capaces de ser transplantados con variados y diferentes grados de autoconciencia a gran diversidad de terrenos sociales.
A nivel nacional, a partir de 1945 el gobierno de Perón comienza un proceso de construcción de un identitario nacional a partir del fenómeno del 17 de octubre, tomando elementos como las fiestas nacionales, los símbolos patrios, las canciones, los próceres de la Nación, los acontecimientos históricos nacionales más representativos por su trascendencia, por ejemplo, la Revolución del 25 de mayo de 1810 o la Independencia del 9 de Julio de 1816.
Se advierte entonces, una intención de afianzamiento no sólo de la nacionalidad sino también de la provincialidad y de la localidad, como diferentes “módulos”, en términos de Anderson y Hobsbaum, que se combinan para formar un todo. Un todo que se sustenta en un sentimiento de pertenencia compartido en el imaginario social de los miembros de una nación, como un compañerismo profundo, horizontal, afectuoso, comprometido, que supera el tiempo histórico para situarse en una idea de simultaneidad, en un “mientras tanto” que alcanza a los orígenes, a la consolidación y al desarrollo de una nación, con todas las partes que la conforman.
Y esa idea de tiempo homogéneo ha operado en forma crucial en la determinación del 12 de julio como fecha fundacional de Zapala. Desde el año 1913 hasta 1955 nadie había advertido la necesidad de fijar un punto en el tiempo que coincidiera con el momento en que Zapala se erigía como una verdadera ciudad. Pero desde 1945 en adelante, el país entero experimentaba un movimiento en el sentido de consolidad un sentimiento común, compartido, “nacional”, y ese movimiento llegó a Zapala en 1955, cuando resulta indispensable encontrar una fecha representativa, para que todos los zapalinos puedan festejar su fundación. Y esa fecha se remonta a más de cuarenta años atrás; porque hay que recuperar los orígenes, los primeros pobladores, en el momento de pujanza en que el ferrocarril comienza a darle a la ciudad su condición de tal. Y se fija la fecha fundacional de Zapala el 12 de julio de 1913, y se realiza una fiesta como no existen registros de que anteriormente se hubiera realizado, y se plasma en el periódico, publicación importante en relación con la construcción de una nacionalidad y en la elaboración de una comunidad imaginada. Y esto ocurre, precisamente, en el momento de transición en que la provincia del Neuquén deja de ser Territorio Nacional para convertirse en una más de las provincias argentinas.
Sara Eliana Riquelme
Este artículo es una síntesis de uno de los temas desarrollados en el libro ZAPALA DESAFIANDO AL DESIERTO, de Volk, Toscani, Argat y Riquelme (2008)