I
Nos distraemos
cuando la luz cae desde más lejos que la luna blanca,
desde mucho más lejos que los mundos.
Sigue leyendo CUANDO LA VOZ CAE (Irma Cuña)
I
Nos distraemos
cuando la luz cae desde más lejos que la luna blanca,
desde mucho más lejos que los mundos.
Sigue leyendo CUANDO LA VOZ CAE (Irma Cuña)
Aridez que no es hostil,
inmensa amplitud en libertad.
La Patagonia bosteza
y se sacude la modorra de la noche,
la noche fría, del desierto interminable,
que invita a guarecerse en lo interior.
El sol entibia la meseta
cubierta con un tapiz de yuyos
de colores quebrados con gris.
Verdes claros con gris,
verdes brillantes con gris,
verdes oscuros con gris. Verdes grisáceos.
En el fondo, las bardas de grises colores.
Violeta quebrado con gris o violáceo,
con manchas rojizas y claras.
Amarillos con gris.
El sol y el gris se abrazan
y todo se agarra a la tierra.
Al poniente, el monte arrogante,
porfiado, se cubre de nieve.
(Madrugada de invierno de 2006, viajando a Cutral Có y Zapala
en «El Petróleo», cooperativa obrera de transporte. Se desarrollaba el programa «La música de todos» de la Secretaría de Cultura de la Nación)
Fue sólo tocar la “matra” y sentir el sacudón. El tiempo y el entorno se borraron. Un temblor sacudió su cuerpo y tuvo que contener el llanto.
El grupo había llegado al Restaurante del Museo atraído por el aura de historia y misterio que se escondía tras su nombre sugerente. Al primer golpe de vista, desde la vereda, se podía apreciar la elegancia y la calidez del lugar. Sobre las mesas, la luz de las velas dibujaba extrañas figuras en las copas de fina cristalería y en la vajilla impecable. Todo estaba envuelto en una semipenumbra.
En el interior, las paredes y el techo, en cálidos y armoniosos colores combinaban elegantemente con los cortinados y la mantelería. Sin embargo, carcomidas baldosas en damero eran mudos testigos del paso inexorable de los años, marcando un mágico contraste e instalando una inquietante sensación de atemporalidad. El decorado era sobrio. Los mozos y mozas, vestidos con camisa o blusa blanca y largo delantal en blanco y negro, esperaban a los comensales en la puerta. Los recibían con simpatía y cordialidad. Llamaba la atención la belleza y prestancia de las dos mujeres y los dos hombres. Todo el ambiente transmitía elegancia y fina sencillez.
Las piedras te escondieron en trampas milenarias,
convives con el yuyo, con el viento, con el mar,
presencia codiciada en la árida montaña,
cinético tesoro que guardó el anticlinal.
Aceite crudo, amargo, en rocas sedimentarias,
enérgica existencia animal y vegetal,
tu ímpetu resbala, se aleja, se distancia
en pendiente infecunda, más allá … más allá …
La ambición te sustrajo en esta Patagonia
sembrando la esperanza en un futuro de paz.
Hoy preñas la memoria de los pueblos fantasmas,
que luchan, denodados, por un poco de pan.
13 de diciembre, Día del Petróleo
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Sara Eliana, 10 de noviembre de 2006
Altivo y molesto vegetal
convives con tu epíteto, «maleza»,
y enfrentas, estoicamente, a la bieneza
de la hierba cultivada y el erial. Sigue leyendo YUYOS (Conflicto docente de abril 2007)
Aridez que no es hostil,
inmensa amplitud de libertad.
La Patagonia bosteza
y se sacude la modorra de la noche,
la noche fría, del desierto interminable,
que invita a guarecerse en lo interior. Sigue leyendo Patagonia