Como tantas veces, durante tantos años, estaban juntos.
Sentados uno junto al otro
Las cabezas inclinadas se tocaban en la frente.
Profundo dolor en las caras contraídas.
Huellas de lágrimas resecas en la cara de ella.
Surcos de pena en la cara de él.
Pliegues de tiempo amargo los cubrían.
Los ojos opacos miraban, sin ver, hacia adentro.
Los pechos oprimidos contenían sollozos.
Las horas pasaban rociando pesadumbre.
Una vez más, como tantas veces,
durante tantos años, estaban juntos.
Pero no asomaban las palabras.
Había muerto el amor.
Y lo estaban sepultando.
Sara Eliana Riquelme, 3 de Julio de 2006