DIVERSIDAD ÉTNICA Y EDUCACIÓN EN LA REGIÓN CENTRAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA

La Habana, Cuba, Palacio de las Convenciones, febrero 2001
Bariloche, Argentina, II Jornadas de Lingúística Aplicada a la Enseñanza de la Lengua, Mayo 2001
Resistencia, Chaco, II Congreso de Lenguas del MERCOSUR, septiembre 2001
Punta del Este, Uruguay, Encuentro Internacional de Actualización Docente, octubre 2001
Temuco, Chile, X Jornadas de Lengua y Literatura Mapuche, noviembre 2002

INTRODUCCIÓN

Como objetivo principal, esta ponencia ha sido pensada y escrita para compartir con todos ustedes una situación que para nosotros es muy importante, y es la enseñanza de la lengua mapuche en las escuelas de nuestra región. El mapudugun, o lengua de la tierra, es el idioma que hablaban nuestros antepasados antes de la colonización, en la región en que vivimos, esto es en la República Argentina, en la región central. Comprende las provincias de Neuquen, Río Negro, Chubut, La Pampa, parte de las provincia de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza.

La exposición constará de tres partes:
1)Una síntesis informativa de la situación histórica, geográfica y cultural referida a este
pueblo originario.
2) Breves conceptualizaciones sobre algunos aspectos que consideramos relevantes de la
lengua mapuche.
3) Una descripción de los trabajos que se han hecho en el Departamento de Idiomas de la
Universidad Nacional del Comahue con el objetivo de enseñar esta lengua en las
escuelas.

DESARROLLO
La palabra “MAPUCHE”, que da nombre a este pueblo autóctono, significa “GENTE DE LA TIERRA”. MAPU es tierra y CHE, gente. Este pueblo se reconoce y autodefine como un grupo humano cuya unidad histórica se expresa y se materializa: en el Territorio Ancestral que habita, en el idioma que lo comunica, en la concepción filosófico-religiosa que practica, en la organización político-jurídico-social que norma y regula su vida colectiva y en las Autoridades Originarias que lo representa en la esfera político, filosófica, científica y jurídica. Cada uno de estos ha configurado su identidad particular a través de una experiencia milenaria que ha desarrollado en relación armónica con la naturaleza. Por todo este conjunto de elementos tanto materiales como espirituales, considera que tiene derecho a ser reconocido como Pueblo-Nación Originario, de acuerdo con el Derecho Natural. Así lo ha labrado en un acta que surgió como resultado de una CUMBRE HISTÓRICA entre las Autoridades Originarias Mapuche con el Rey de España, el 15 de octubre de 1995.

Para acercarnos a la situación histórica, geográfica y cultural del pueblo mapuche debemos hacer algunas consideraciones. Es necesario tener en cuenta que estamos ante la presencia de una cultura ágrafa, por lo tanto, todos los datos históricos de que disponen los integrantes de esta sociedad pertenecen a la transmisión oral. Por otra parte, los estudios históricos realizados por “el blanco” pertenecen, en muchos casos, a miradas muy subjetivas de personas involucradas en el proceso de conquista del territorio. Para este tipo de estudios se empleó el método de describir los procesos históricos mediante la narración de los acontecimientos sobresalientes, que tienen como sujeto histórico a las personalidades más importantes, y en este caso comprende a las autoridades militares, dado que estamos ante una conquista. Otros estudios históricos fueron realizados por personas que, aunque pudiéramos suponer que perseguían un loable objetivo, carecían de todo conocimiento con respecto a la cosmovisión y a la idiosincracia de este pueblo. De esta forma, resulta claro que la mirada histórica del nativo no concuerda con la del blanco. Hoy, ambos sectores se proponen hacer una revisión seria para llegar a establecer aunque más no sea un poco de claridad sobre ese pasado que a todos nos interesa, porque es parte de nuestro pasado y de nuestra identidad.

La cuestión geográfica es igualmente controvertida. Es común ver en los libros de historia que los mapuches que habitaban y habitan la Argentina provenían de Chile. La región chilena sería el origen de este pueblo. Esta versión no concuerda con lo que manifiestan los nativos, para quienes tanto la región central de la República Argentina como la de Chile les perteneció desde tiempos inmemoriales. Para ellos, el tráfico entre ambas regiones cruzando la cordillera era frecuente, y milenariamente les ha pertenecido. Para los habitantes originarios, 500 años atrás, en l Argentina, ocupaban las provincias de Buenos Aires, sur de Santa Fé, sur de San Luis, sur de Córdoba, sur de Mendoza, Neuquén, Río Negro, Chubut y la parte norte de Santa Cruz. En Chile poseían una franja paralela sólo que 200 kilómetros más extensa en su latitud norte. Fundamentan su afirmación en datos que brinda la toponimia. Toda la región mencionada abunda en topónimos que pertenecen a la lengua mapuche, aunque muchos hayan sufrido algunas deformaciones propias de la versión que de ellos hizo el blanco. Es conveniente destacar que esta afirmación coincide con la información de algunos diccionarios de antiguas ediciones, por ejemplo, el de Editorial Sopena Argentina.

A pesar de las diferencias que se pueda tener con los conceptos o los puntos de vista de los nativos, hay que reconocer que cuando se produce la colonización, la región de la pampa húmeda, la parte norte de la Patagonia y la región andina en la misma latitud, estaba poblada por indígenas, ya sea que se llamaran pampas, picunches o mapuches. Se los desplazó lentamente desde el S. XVI hasta la fundación del Virreinato del Río de La Plata, e incluso hasta algunos años después de la Independencia. Hacia mediados del S. XIX, se hace necesario incorporar tierras para la ganadería ovina, introducida en el país a gran escala y con el objetivo de comercializar la lana por Juan Manuel de Rosas, y también para la ganadería bovina, que desde mucho tiempo atrás constituía la base de la economía. Luego, se pone en marcha el “modelo agroexportador”, entre los años 1860 y 1880, con las sucesivas presidencias de Bartolomé Mitre, Domingo F. Sarmiento y Nicolás Avellaneda. Este modelo se basaba, entre otras cosas, en el lema del romántico Juan Bautista Alberdi, “Gobernar el poblar”, compartido además por otras personalidades de la política como el mencionado Sarmiento. “Poblar”, en este caso, era promover la inmigración europea. Por lo tanto, la lucha con el nativo se hizo cada vez más cruenta: había que darle lugar a esa enorme masa de españoles, italianos, y de otros orígenes, que son nuestros abuelos y bisabuelos, y tienen enorme peso en nuestra conformación étnica y en la formación de nuestra identidad nacional.

Una vez conformado el Estado – Nación, y sin poner en discusión el alcance de ambos conceptos, sólo entendiendo por estos la conformación de un poder político unificador bajo los términos de la Constitución Nacional de 1853, el gobierno se propone conquistar todas las tierras que aún permanecían en manos de los nativos y fijar los límites de la República. Esto es lo que se conoce con el nombre de “La conquista del desierto”, en la cual el pueblo mapuche fue totalmente vencido. Los sobrevivientes debieron cruzar la frontera y huir a Chile, o fijar su vivienda en tierras inhóspitas, en la región cordillerana. Muchos de ellos quedaron “empleados” en estancias o bajo la tutela de algún blanco. Esto ocurre a fines del S. XIX y a principios del S.XX. La mencionada Constitución, en el Art. 67, cita, entre las atribuciones del Congreso, “disponer de las tierras de propiedad nacional” (inc. 4), “establecer definitivamente los límites del territorio de la Nación” (inc. 14), “Proveer a la seguridad de las fronteras, conservar el trato pacífico con los indios y promover la conversión de ellos al catolicismo” (inc.15). En cambio, en la Reforma de la Constitución en 1994 hay un reconocimiento de los elementos culturales propios de los pueblos originarios. La Ley Federal de Educación, vigente en casi todo el territorio nacional, propone incorporar elementos de la cultura y la lengua de los pueblos indígenas dentro del currículum. Y es dentro de este nuevo sistema legal y educativo que se intenta llegar con la enseñanza de la lengua autóctona a los distintos niveles escolares.

Con respecto a la cultura del pueblo mapuche, lo que puede decirse excede en mucho los límites posibles de este trabajo; aún así es absolutamente necesario destacar que su principio de vida parte de la consideración de una perfecta armonía entre todos los elementos de la naturaleza, de la cual el hombre no es dueño sino que forma parte. Todos los elementos tienen el mismo valor, cada uno en el lugar que le corresponde: no vale más el sol que el agua, no vale más el hombre que los árboles o los animales; todos son necesarios para la correcta armonía de todos los elementos y uno de los principales preceptos a seguir es aprender a vivir como lo ordena la madre naturaleza. Su religión es una disciplina de vida, y consideran que cada uno de los elementos que existe tiene un NEUEN, equivalente a una ENERGÍA que le es propia, que sólo él puede aportar a la armonía general. En la ceremonia religiosa, la rogativa llamada GUILLATUN o CAMARICUN, según la región en que se realice, la comunidad se reúne para agradecer todo aquello de lo que la naturaleza les ha provisto, para pedir que no deje de proveerle, y para lograr una comunicación de tipo místico con todo el neuen, con toda la energía de los elementos que conforman el Todo.

La filosofía y la religión del pueblo mapuche están contenidos en el CULTRUN (cultchrun), que es un instrumento de percusión fabricado con el tronco de un pehuén (o araucaria) y un cuero. En la superficie del cuero están marcados los cuatro puntos cardinales, las cuatro estaciones del año y cuatro soles, significando el recorrido que el sol hace a lo largo de todo un año, es decir, de todo un ciclo natural ( o lo que ellos llaman wiñoi tchripantu). Este instrumento es ejecutado por las ancianas de las comunidades para acompañar su TAIL, su canto, que les permite agradecer, rogar y conectarse con todos los elementos de la naturaleza.

Hoy, entre los tantos problemas que tiene el pueblo mapuche, debe resolver uno que es primordial: recuperar su propio pueblo. Desde la colonización, durante la conquista del desierto, mediante los diferentes planes de alfabetización y evangelización, incluso, lamentablemente, hasta hoy, esta minoría étnica ha sufrido primero, el exterminio; luego, la discriminación y la desvalorización de sus particularidades raciales, religiosas, lingüísticas y culturales. A tal punto que muchos mapuches no desean siquiera acordarse de que pertenecen a esa raza. Los mestizos, o mestizos en segundo o tercer grado, padecen el mismo problema. No todas aquellas personas que tienen en su árbol genealógico un elemento mapuche están dispuestas a reconocerlo. Tanta ha sido la pérdida de esa parte de nuestra identidad fruto de la marginación y la discriminación. Y es necesario decir que en la conformación étnica de la población de nuestra región, hay aproximadamente un 40% de elemento mapuche. Por esta razón es que nosotros creemos que es necesario incorporar en la educación de nuestros niños, de nuestros jóvenes y de aquellos que se preparan para ejercer la docencia en distintos niveles, elementos constitutivos de la lengua y de la cultura mapuche, dado que también forman parte de nuestra identidad y que conforman la diversidad que debemos, no sólo aceptar, sino también utilizar en provecho de todos.

Con respecto a las características de la lengua mapuche, voy a señalar sólo algunas que me parecen las más relevantes para esta ocasión. Ya se ha expresado que este idioma carece de una grafía fija; su forma es la oralidad. Otro aspecto importante es su sistema vocálico; consta de seis vocales, las cinco que todos conocemos y una sexta, que es justamente la más utilizada, que es un sonido intermedio entre la “i” y la “u”. (Se exhibirá poster explicativo).

Este idioma puede ser caracterizado como aglutinante, es decir, organiza las conjugaciones verbales, las frases y hasta las oraciones con un sistema de agregado de partículas a una raíz original. Además, tiene un orden que responde a criterios previos, por ejemplo:
ILOCHALHUATULAN significa YO NO COMO CARNE DE PESCADO
El criterio de orden al cual responde es el siguiente (Se explicará en gráfico o pizarra)
ILO: carne (sustantivo)
CHALHUA: pescado (sustantivo)
TU: partícula verbal, en la cual estaría implícito el verbo comer (verbo)
LA: partícula que significa negación (adverbio)
N: forma que toma la primera persona “INCHÉ”. (pronombre)

Dentro de este sistema, cualquier partícula puede hacer variar totalmente el significado del discurso, por ejemplo:

ILOCHALHUATUN significa YO COMO CARNE DE PESCADO
Al no agregar la partícula negativa, la oración se trasforma en un enunciado afirmativo.
Las partículas son muchas y de muy variados significados, y según la posición que ocupen
dentro del conjunto puede variar su valor semántico, por ejemplo:
La partícula HUE – si está antes de un sustantivo significa NUEVO
HUE COFQUE significa PAN NUEVO O PAN FRESCO
– Si está después del sustantivo significa LUGAR
COFQUE HUE significa PANADERÍA
– Si está después de un sustantivo convertido en verbo significa NO MAS ILOTUHUELAIAN significa YO NO COMERÉ MÁS CARNE.

De esta forma, tenemos una primera raíz de significado medular y luego una serie de partículas que lo modifican, en muchos casos, de acuerdo con la situación comunicativa, o a la modalidad de la enunciación, ya sea seria, irónica, etc.

El Proyecto de Extensión que se está desarrollando dentro del marco de la Universidad Nacional del Comahue lleva como título: MULTICULTURALISMO Y DIVERSIDAD. PRODUCCIÓN DE MATERIAL BIBLIOGRÁFICO Y DIDÁCTICO PARA LA ENSEÑANZA DE LA LENGUA Y CULTURA MAPUCHE. Sus autores han identificado las dificultades que se presentan a la hora de sistematizar la enseñanza de esta lengua, como consecuencia de la falta de materiales didácticos específicos. Se considera indispensable que este material sea elaborado por integrantes de esa comunidad, es decir, mapuchehablantes. En este sentido, la bibliografía disponible pertenece a autores de origen español, alemán o inglés, entre otros. Estos textos requieren un especial análisis en los aspectos sintáctico, morfológico y semántico dado que introducen elementos que, en muchos casos, no son reconocidos como propios por la comunidad. También se han generado algunos trabajos como producto de iniciativas aisladas omitiendo la consideración de la perspectiva de los propios protagonistas, sin apoyo político-institucional ni financiero. Por todo esto se considera que el proceso de recopilación de información histórica, cultural y social conducente a la elaboración de textos, así como los textos mismos, contribuirán a un mejor abordaje y resolución del problema planteado.

En marzo de 1997 comenzó el dictado de la Cátedra Libre de Lengua y Cultura Mapuche en la Escuela Superior de Idiomas de la Universidad Nacional del Comahue, a cargo del profesor idóneo Nicasio Antinao (miembro de la comunidad mapuche), con la participación de adultos y adolescentes de diversas condiciones sociales y escolarización. Paralelamente se ha realizado una actividad similar en diversos cursos en escuelas primarias, bibliotecas y municipalidades. Esta Cátedra Libre fue creada como materia optativa del plan de estudios de la carrera que se dicta en la Escuela de Idiomas, y además abierta a la comunidad por resolución del Consejo Directivo de esa Unidad Académica.

La concreción del proyecto está justificada si tenemos en cuenta la realidad étnica que presenta nuestra región, y que se evidencia con toda claridad en las aulas de todos nuestros niveles educativos. Ahora bien, dado que el mapuche es una lengua oral y la cultura occidental-hispánica predominante es escrituraria, se torna necesaria la elaboración de textos didácticos y de difusión de la lengua. Una de las principales discusiones ha sido y es aún, el acuerdo de una grafía. Hasta el presente y por razones funcionales y prácticas, todos los sistemas de escritura que se han elaborado se hacen tomando como punto de referencia al alfabeto utilizado en nuestro idioma español. Pero, como ya se ha mencionado con respecto a las vocales, los fonemas del mapuche no tienen una correspondencia absoluta con los del castellano, por lo tanto se presentan dificultades a la hora de representarlos gráficamente.

De este modo, una de las tareas más arduas ha sido, en primer lugar, decidir si se deseaba dar a esta lengua ágrafa una escritura; y luego, la elección de una grafía que se aplique en toda la región. Éste es un tema que los integrantes del proyecto han dejado en manos de los miembros de la comunidad mapuche. Se considera que son ellos, y solamente ellos, quienes deben decidir esta cuestión. Al respecto, no todos los mapuches están de acuerdo en escribir su lengua, y en muchos casos, éste les parece un aspecto irrelevante. Aún así, ha prevalecido la idea de que se hace necesaria una escritura para evitar la desaparición total de esta forma de comunicación tan antigua.
Otro problema a resolver fue contar con los fondos para realizan los encuentros. A tal fin, la puesta en marcha del proyecto resultó beneficiosa por cuanto se pudo contar con dinero para pagar el traslado de los distintos representantes de las comunidades. Es útil aclarar que en nuestra región hay que cubrir grandes distancias para reunirse en un determinado centro. Además, los recursos económicos de estas personas son siempre muy reducidos. Ellos, en muchos casos, viven de unos cuantos animales y de las pocas pertenencias que tienen en el puesto que ocupan y no pueden dejarlas para concurrir a las reuniones que se les propone. Aún así, los encuentros se van realizando, y además de discutir todo lo inherente al proyecto, se produce un acercamiento muy grato a la hora de compartir ratos libres.

Como ya se dijo, para escribir el mapuche se toma como base el mismo alfabeto que todos conocemos. Para dar cuenta de las diferencias fonéticas se han propuesto distintas soluciones. En esta oportunidad voy a mencionar tres:

– En Temuco (Chile), Anselmo Raguileo, un ingeniero dedicado al estudio de la lengua,
propuso una grafía basada en cuatro postulados: la necesidad de registrar todas las variantes fonológicas; la convencionalidad de la relación entre grafema y fonema; el reconocimiento de la lengua materna como primera lengua y el derecho de todo pueblo a adoptar el sistema alfabético que considere apropiado para escribir su lengua materna. Este alfabeto consta de 27 fonemas/27 grafemas: seis vocales, tres semivocales o semiconsonantes y dieciocho consonantes. La sexta vocal, que se representa “V”, representa un sonido intermedio entre la “i” y la “u”. Para representar un sonido palatal fricativo, inexistente en el idioma español, semejante al sonido “t” del idioma inglés, se usa el grafema “X”. Por ejemplo: para decir “perro” se escribe XEWA. El grafema “X” pierde el sonido que tiene en el español para adquirir este sonido necesario para el idioma mapuche.
– Otra grafía representa todos los sonidos sólo tomando los grafemas del español considerando únicamente la diferencia con la sexta vocal, la cual se representa con una diéresis sobre la Ü. En este caso, la opinión de la comunidad es que esta escritura no se ajusta a las particularidades fonéticas propias, las que se irían perdiendo paulatinamente.
– Una tercer grafía intenta dar cuenta de los rasgos fonéticos propios acercándose todo lo que sea posible a la escritura del español. La intención es dificultar lo menos posible el aprendizaje de la escritura; de esta forma, se pretende no utilizar grafemas que tienen un sonido en español y otro sonido en mapuche (como es el caso de X en la primer grafía descripta), para que el aprendizaje del alumno no se vea perturbado por ningún tipo de confusión. Al mismo tiempo, no se renuncia a las particularidades fonéticas. Con esta escritura, la sexta vocal se representa con una “U” de tamaño reducido, y el sonido de “perro” se escribe CHREHUA. Los miembros del proyecto de trabajo mencionado se inclinan por esta grafía, por las razones que se han enunciado.

El tema de la elección de un sistema de escritura definitivo está muy lejos de ser resuelto. La elaboración de inventarios léxicos y de textos didácticos se harán, por el momento, con este último sistema descripto, con la conciencia de que muy probablemente habrá que realizar modificaciones en función de la claridad en la representación fonética. Todo este proceso se está registrando en grabaciones y filmaciones que documentan este momento tan importante que nos toca protagonizar.
El material didáctico que se pretende elaborar debe variar de acuerdo con una serie de conceptos:

– En tanto se piense para la enseñanza de una primera lengua o de una segunda lengua. Vale la pena aclarar que las comunidades indígenas son grupos que se encuentran más o menos alejados de otras poblaciones; poco a poco, todos sus habitantes han ido perdiendo el hábito de hablar su propio lenguaje y se comunican usando principalmente el español, en el registro que su situación lo permite. En algunos de estos centros existen escuelas primarias sostenidas por el Estado Provincial, las clases se dictan en castellano, principalmente porque, como ya se dijo, la incorporación de la enseñanza de lenguas autóctonas sólo comenzó a ser aceptada en los últimos años, y además, por falta de personal capacitado para hacerlo.

– En tanto se piense para la enseñanza dentro de las comunidades o fuera de ellas. Los autores del proyecto pretenden llegar al mayor número posible de personas que deseen acceder a una información amplia sobre los principales aspectos de la historia, la geografía y la cultura mapuche.
– En tanto se piense para escuelas primarias, escuelas medias o niveles terciarios y universitarios. Dentro del proyecto está prevista la firma de convenios con distintos establecimientos educativos de distintos niveles para llegar al alumnado por medio de clases, talleres o cátedras específicas, del tipo de la Cátedra Libre que se dicta en la Escuela Superior de Idiomas.
Otro de los principales objetivos del proyecto es la formación de multiplicadores para que se desempeñen como docentes en los distintos niveles. En muchas escuelas de la región, ya se están dictando clases de lengua mapuche. Estas clases son dictadas por mapuches que han completado sus estudios como maestros de escuelas primarias y ejercen su profesión en las comunidades o en escuelas del interior de las provincias. Ellos usan el castellano como primera lengua, pero son mapuchehablantes, poseen los conocimientos necesarios sobre pedagogía y didáctica y son, en este momento, las personas más idóneas para este fin.

Los multiplicadores que es necesario formar deberán tener conocimientos sólidos sobre la lengua mapuche y también sobre el español, dado el permanente contacto que inevitablemente se produce entre ambas lenguas y además porque esta última es la lengua materna en la mayoría de los casos.

CONCLUSIÓN
La preocupación de muchos lingüistas que están abocados al estudio de la lengua mapuche radica en la convicción de que una lengua es un patrimonio de la humanidad, y dentro del marco de los estudios chomskianos sabemos que conocer sus particularidades puede alumbrar aspectos ocultos de otras lenguas.

La preocupación de los educadores es la cuestión de la identidad. Sabemos que en este mundo pretendidamente globalizado nuestra base étnica y cultural debe asentarse sobre la diversidad. Conocer esa diversidad y hacer que resulte en provecho de todos es nuestra preocupación, por eso nos parece necesario incorporar en el currículum escolar contenidos conceptuales inherentes a esta cultura autóctona. Las dificultades son muchas y de toda índole; y quizá la principal sea que todo esto no constituye un trabajo rentable. Hay mucho que hacer y mucho que resolver; pero también hay muchos jóvenes, y otros no tanto, interesados en que estas cosas se enseñen y se divulguen. Por ello, toda acción que permita la recuperación, conservación y transmisión de una lengua originaria que hasta hoy sigue siendo oral, debe considerarse prioritaria.

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Nota: Además de los eventos que se consignan al principio, este tema ha sido intensamente trabajado en cursos y talleres de la región patagónica, en áreas educativas y en talleres de interés general.

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